Durante el periodo histórico conocido como Edad Media, contra la creencia
generalizada, se produjeron grandes descubrimientos científicos y avances
tecnológicos.
Existían entonces, seis grupos culturales
principales: el Occidente latino, el Oriente griego, China, India, el mundo
árabe y el área cultural maya. Los mayas, descubrieron y emplearon el cero en
sus cálculos astronómicos, antes que ningún otro
pueblo. En China,
las matemáticas alcanzaron su apogeo en el siglo XIII, con el desarrollo de
métodos para resolver ecuaciones algebraicas. Fundamental, fue el impacto en
Europa de invenciones de origen chino; Entre otras, los procesos de fabricación
del papel y la pólvora, el uso de la imprenta y la brújula en la navegación. La
India, contribuyó con la formulación de los numerales indo-arábigos, (empleados
actualmente), y la conversión de la trigonometría a una forma casi moderna.
Estos avances se transmitieron, en primer lugar,
a los árabes, que combinaron lo mejor de las fuentes babilónicas, griegas,
chinas e indias. En el siglo IX Bagdad, era un centro de traducción de obras
científicas y, en el siglo XII, estos conocimientos, llegaron a Europa vía
España, Sicilia y Bizancio. En el siglo XIII, la recuperación de obras científicas
de la antigüedad, en las universidades europeas, planteó una controversia sobre
el método científico; Los realistas, apoyaban el enfoque platónico, mientras
que los nominalistas preferían la visión Aristotélica. En las
universidades de Oxford y París, estas discusiones, generaron grandes avances
en óptica y cinemática, (preparando el camino para Galileo y para Johannes Kepler). En lo
social, las universidades europeas, en la Baja Edad Media, representaron para
la naciente burguesía, la oportunidad de participar de muchos de los beneficios
de la nobleza y del clero que le habían estado vedados. La universidad, aunque nominalmente era
eclesiástica, espiritualmente era seglar. Esto, puso en manos de los
comerciantes y los industriales el conocimiento científico y tecnológico, privilegiado instrumento
de dominación de la aristocracia y la iglesia.
La tecnología de la Edad
Media se puede describir como una simbiosis entre traditio et innovatio. Aunque
la tecnología medieval se ha considerado durante mucho tiempo un paso atrás en
la evolución de la tecnología occidental, en algunos casos en un intento de
algunos autores de denunciar a la iglesia como antagonista del progreso
científico (véase el mito de la
tierra plana), una generación de medievalistas de los que Lynn White puede ser su cabeza más visible
pusieron énfasis desde la década de 1940 en el carácter innovador de muchas
técnicas medievales. Algunas contribuciones medievales son por ejemplo los relojes mecánicos, las gafas y los molinos de viento. La gente de la edad
media inventaron también algunos objetos más discretos, como el botón o la marca
de agua. En navegación, los cimientos de la Era de los Descubrimientos se
asientan en la introducción (aunque no invención) del astrolabio, la brújula,
la vela latina y el timón
de codaste.
También se hicieron
avances de importancia en la tecnología militar con la invención de la armadura de placas, las ballestas de acero, el fundíbulo y el cañón,
aunque quizá se conozca más a la Edad Media por su legado arquitectónico:
mientras la invención del arco
apuntado, la bóveda auspiciaron
el estilo gótico, las
omnipresentes fortificaciones medievales dieron a este tiempo el nombre de
«Edad de los Castillos».
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